Con una luz cansina,
aletargada, adormecida,
va despertando mi mañana
y la recibo de a poquito
para que no me abrume
y poder luego apreciarla
muchísimo más viva.
Detrás del ventanuco
el aire serrano, henchido
con esencia de pinos,
golpeándome la cara
se lleva en su frescura
mi última modorra.
Y la ilusión que surge
de las cosas simples
que rodean este mundo
mío,
me hará amar...
la
sucesión de bellos días
que
presagia esta mañana.
Publicado en mi libro "De sentires y sentires". 2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario