Existe un bosque
que esconde en su rincones
la herida abierta,
como encubren las plumas
cascarones de vida.
Disfruto de su misterio
y paseo en sus sombras
con el paso mullido,
rodeado de duendes que miran,
con mirada hueca.
Deteniendo en los labios
alguna expresión, también vacía,
el silencio se apodera
del espacio y me regala gozos
donde antes dolía.
Al ver tanto derroche,
tanto vértigo oculto en nidos,
me dejo llevar
cedido ya mi ser a la presencia amada
que
cercana me acompaña.
Publicado en mi libro "De sentires y sentires". 2008
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