¿Qué fragancia
obstinada
vuelve a esos
miedos,
contenidos en aguas
saladas
a través del tiempo?
¡Qué ganas tiene el
alma
de echarse al sol,
límpido azul el
cielo,
fuego perpetuo..! Y
no puede.
Otra vez en silencio
y sola
sin encontrar
contenciones
en dolores que más
duelen
a mi alma amada.
Aún huyen de mí los
pájaros.
Más bien me
acosan...
Pues ya no hay nada
más
que ese oro hecho
lágrimas.
Anego mis sentidos
en anhelos
demorados por un
devenir
que reiterado se
ensaña
en las hélices del
crepúsculo.
Pero como un
potrillo inquieto
salta el corazón, se
hace milagro
en la luz de un
prisma
y vive.
Publicado en mi libro "De sneitres y sentires". 2008
Publicado en mi libro "De sneitres y sentires". 2008
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