El soplo díscolo
conforta al ser que lo respira
y que lo anhela
desde el gozo reciente.
Caen del cielo candelas,
mira el sol con deleite,
y se enreda más la enredadera
en un abrazo cómplice.
Brotan alas en las flores
y besan canciones mis ojos
cuando se agosta el ruido
y llegan sones.
Y se llena el alma de ganas
de tenderse en la arena,
morir en ella
y resurgir distinta.
Publicado en mi libro "De sentires y sentires". 2008
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