Allí donde se juntan
la esencia del hombre
y su raíz corpórea
con la mujer perfecta,
se sublima la pasión
del ser y de su sangre.
Excelsa vivencia
de lo trascendente.
La felicidad se concreta
en el éxtasis.
En el punto culminante
del amor humano.
Publicado en mi libro "De sentire y sentires". 2008
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